Un 30% de la población de más de 60 años presenta trastornos de la audición.
Más de la mitad de pacientes con presbiacusia (perdida de audición por la edad) presentan acúfenos (pitidos) de mayor o menor intensidad.
¿Qué es?
Es una disminución en la capacidad del oído de percibir sonidos; en su caso más extremo, no se percibe sonido y entonces hablamos de sordera.
Para entender mejor este problema, repasaremos brevemente el proceso de audición. El sonido es una vibración mecánica del medio por el que se transmite (sólido, líquido o gas); el proceso de audición empieza por recoger esa vibración (lo que hace la oreja) y enviarla hacia el interior del oído (conducto auditivo); el siguiente paso es su amplificación, que empieza por la vibración del tímpano, que se transmite por la cadena de huesecillos hasta la platina del estribo; en este proceso el sonido se ha amplificado unas 28 veces (el tímpano es 28 veces más grande que la platina del estribo). La vibración de la platina del estribo hace que se mueva un líquido dentro del caracol, lo que hace que se muevan unos cilios (son como espigas de trigo mecidas por el viento); ese movimiento genera un impulso eléctrico que es recogido por el nervio acústico, enviado al cerebro al área de la audición e interpretado como un sonido.
Un proceso que entorpezca cualquiera de estos pasos provoca una disminución de la audición.
La presbiacusia es la disminución de la eficiencia auditiva ligada al envejecimiento, producida por el deterioro del sistema auditivo y de los sistemas de integración cerebral; es bilateral (ambos oídos) y simétrica (ambos oídos igual).
¿ Qué síntomas tiene?
El síntoma siempre es una disminución de la capacidad de audición, lo que ocurre es que, dependiendo de lo que haya tardado en instaurarse, el paciente lo percibe de distintas maneras. Por ejemplo; si un paciente pierde un pequeño porcentaje de audición de forma brusca (un tapón de cera, sordera súbita), el síntoma es muy molesto y claro. Si la pérdida se instaura de manera progresiva (pérdida de audición por la edad, enfermedad degenerativa), puede darse el caso de una gran pérdida de audición que el paciente no nota; suele notar que oye, pero no entiende, sobre todo en ambientes con ruido. En otros casos, la pérdida de audición puede acompañarse de otros síntomas que la disimulan, como cuando el paciente presenta un pitido (acúfeno o tínitus); al oír un ruido, el paciente cree que oye bien, pero el pitido no le deja.
La pérdida de audición típicamente se concentra en las frecuencias más agudas, aparece una disminución de la capacidad de discriminación (capacidad de diferenciar sonidos) y de la inteligibilidad (capacidad de entender el lenguaje). Además se presenta un estrechamiento del campo dinámico (la cantidad de sonido que hace falta para oír va aumentando, acercándose a la cantidad de sonido que hace falta para percibir molestia).
En el paciente anciano una pérdida de audición progresiva y prolongada tiene un impacto enorme sobre su desempeño social y su calidad de vida. A medida que el paciente va perdiendo audición, pierde su capacidad de interactuar con los demás, aislándose al no poder comunicarse correctamente; eso acentúa mucho la senilidad del paciente pudiendo provocar incluso depresión.
¿ Qué la causa?
En la presbiacusia, la causa es el deterioro de todo el sistema auditivo (el tímpano se endurece y vibra menos, al igual que la cadena de huesecillos) y de los sistemas de transmisión neural e integración de la información a nivel cerebral. Como la edad es la misma en ambos oídos, la presbiacusia es bilateral y simétrica (ambos oídos están afectados de forma similar). Existen determinados factores que, al sumarse a esta pérdida, hacen que se perciba antes o con mayor claridad, como enfermedades del oído padecidas en la infancia o juventud, determinados trabajos en los que se expone el oído a niveles altos de ruido durante mucho tiempo (militares, herreros, maquinista naval, etc) o la exposición a determinadas sustancias que son tóxicas para el oído (aspirina a dosis altas durante mucho tiempo, quimioterapia o algunos antibióticos).
¿ Cómo se diagnostica?
El primer paso del diagnóstico es la HISTORIA CLINICA, que nos informará del tiempo de instauración de la pérdida de audición (súbita, progresiva), de su intensidad y de si has síntomas acompañantes (pitidos, sensación de oído lleno) o de si hay antecedentes de exposición a sustancias o ruidos que puedan causarla.
El siguiente paso es realizar una OTOSCOPIA, inspección del oído externo y medio, revisando el pabellón auditivo, el conducto y el tímpano; muchas de las hipoacusias transmisivas pueden diagnosticarse sólo con este paso (un tapón, una rotura en el tímpano o líquido en oído medio).
Las hipoacusias neurosensoriales y la presbiacusia suelen tener una otoscopia normal.
La IMPEDANCIOMETRIA es un test que nos informa sobre la presencia de líquido en oído medio o la rigidez del tímpano, ambas causas de hipoacusia transmisiva, pero tampoco nos informa de la cantidad de pérdida.
La AUDIOMETRÍA es la prueba básica, ya que nos permite medir la pérdida de audición real y la capacidad auditiva del oído interno (por ejemplo, en una rotura del tímpano, la audición real del paciente está limitada por dicha rotura, pero la capacidad de audición de ese oído puede ser normal). La prueba consiste en poner al paciente unos auriculares y hacerle escuchar unos pitidos y, tan pronto los oiga, debe comunicarlo al explorador apretando un botón o levantando la mano. El problema es que es una prueba subjetiva (el paciente debe oír e identificar el estímulo y comunicarlo al explorador) y hay factores que distorsionan sus resultados, como pacientes con acúfenos que confunden sus pitidos con el estímulo, niños o mayores que no entienden las instrucciones, pacientes que no están en condiciones de colaborar, etc.
Los POTENCIALES EVOCADOS AUDITIVOS nos permiten estudiar las hipoacusias neurosensoriales y saber si el problema está en el caracol (coclear) o en el nervio auditivo (retrococlear); también nos permiten saber si el paciente oye o no sin necesidad de que colabore (se realizan con electrodos y el paciente puede estar inconsciente o dormido) por lo que es ideal en niños pequeños.
Todos los mayores de 60 años o menores si tienen antecedentes de profesión de riesgo o exposición a sustancias ototóxicas deberían realizarse exploraciones periódicas para detectar de forma precoz la hipoacusia, independientemente de si notan o no problemas de audición (para cuando decidan que necesitan ayuda, el problema es más difícil de manejar).
¿Cómo se trata?
No existe tratamiento médico para recuperar la pérdida auditiva en la presbiacusia. El principal tratamiento es la adaptación de una prótesis auditiva o audífono.
Un audífono es un aparato que, en resumen, consta de un micrófono y un altavoz, es como usar gafas (no hacen que el ojo vea mejor, pero con ellas mejora la visión) y por el hecho de llevarlo el oído no se vuelve perezoso o empeora su funcionamiento.
Para que la adaptación del audífono sea satisfactoria hay un factor que es CRUCIAL y es hacerlo de manera precoz. Adaptar un audífono requiere un proceso de aprendizaje (hay que aprender a ponerse el aparato, a encenderlo y apagarlo, cambiar la pila y limpiarlo, entre otras cosas); cuanto más joven sea el paciente, mejor es la adaptación (casi todas las adaptaciones en gente joven resultan satisfactorias). Cuanto mayor sea le paciente, más complicado le resulta el proceso de aprendizaje y mayor es la pérdida auditiva lo que dificulta la adaptación.
La adaptación precoz es básica.
Cada adaptación es un proceso individual a la medida del paciente y debe ser realizado por especialistas, para mejorar al máximo las posibilidades de éxito. Sin embargo, hay una serie de recomendaciones generales. Normalmente se trata de pacientes de más de 65 años cuya familia empieza a detectar problemas, que el paciente suele justificar o directamente negar, retrasando la adaptación del audífono; la primera dificultad es que acepte la situación y reconozca la necesidad de adaptarse; la segunda es asesorarle correctamente para que el audífono que elija sea el más adecuado ( a veces compran el más pequeño que, además de ser el más caro es le menos potente y el más difícil de usar); casi siempre es necesario una adaptación bilateral (recordemos que la presbiacusia es bilateral y simétrica). La audición binaural (por los dos oídos) es necesaria para la localización del sonido y la inteligibilidad.
La adaptación binaural suele ser necesaria (los dos oídos).
La tercera recomendación es respecto al correcto mantenimiento; un buen audífono puede no ir bien porque hay cera en el conducto auditivo o porque la pila se ha agotado o no está correctamente puesta.
El audífono ha de ser de la potencia y tamaño adecuados.
Otro punto importante es recordar que llevar un aparato no es como volver a oír bien; en determinadas situaciones sigue habiendo limitaciones.
Para más información, puede consultar estos enlaces
– Ayudas auditivas: http://www.gaes.es/
– Test auditivo: http://www.gaes.es/conoce-tu-oido/el-test-auditivo
– Revisión auditiva: http://www.gaes.es/conoce-tu-oido/como-es-la-revision-auditiva
– Pérdida auditiva: http://www.gaes.es/conoce-tu-oido/problemas-auditivos/que-es-la-perdida-auditiva
– Audífono: http://www.gaes.es/que-necesitas/audifonos
– Implantes auditivos: http://www.gaes.es/que-necesitas/implantes-auditivos
– Protección auditiva: http://www.gaes.es/que-necesitas/proteccion-auditiva
– Reeducación auditiva: http://www.gaes.es/que-necesitas/reeducacion-auditiva
– Sistemas de comunicación: http://www.gaes.es/que-necesitas/sistemas-de-comunicacion
– Acúfenos/tinnitus: http://www.gaes.es/que-necesitas/terapia-acufenos-tinnitus