PREVENCIÓN DE LAS INFECCIONES DE OÍDO POR AGUA

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En la inmensa mayoría de los casos mojarse los oídos no representa ningún problema para el paciente por lo cual realizar una prevención sistemática resulta innecesario aunque medidas puntuales pueden ser de ayuda como la limpieza regular de la cera del conducto auditivo por parte de un especialista.

Sin embargo, en algunos casos se dan circunstancias que lo hacen aconsejable como, por ejemplo, en personas que están en contacto con el agua mucho más de lo habitual (nadadores) o aquellos que presentan alguna patología del la piel del conducto auditivo (eccema) o del tímpano (principalmente perforaciones o drenajes). En el primer caso se presentarán infecciones de la piel (otitis externa) y en el segundo del oído medio (otitis media supurada, por la perforación).

La infección del conducto auditivo (otitis externa)  no se coge “del agua” sino por la humedad generada en el conducto lo cual produce las condiciones necesarias para el crecimiento de la bacteria que provoca la infección. Para prevenirlas en pacientes con factores de riesgo o probada tendencia a padecer estos problemas tenemos dos tipos de medidas (que no son excluyentes, pueden usarse ambas):

1,- Prevenir que entre agua en el conducto mediante su bloqueo con tapones que pueden ser de diversos materiales o incluso hechos a medida. En el caso de los niños es recomendable complementarlos con una banda de neopreno para ayudar a mantenerlos en su sitio ya que es muy frecuente que se muevan (incluso los hechos a medida).

2,- Prevenir la infección mediante el uso de gotas tópicas que evitan la humedad residual que queda en el conducto y que es el origen de la infección (suelen ser gotas de base alcohólica como el alcohol boricado).

Banda neopreno Tapones ortopédicos

En pacientes con perforaciones de tímpano (ya sean “naturales” o por llevar drenajes timpánicos) la infección se produce porque el agua que entra en el conducto auditivo introduce suciedad y bacterias, en el oído medio, a través de la perforación. En pacientes con drenajes o perforaciones pequeñas puede ser suficiente simplemente ir con cuidado al nadar y evitar meter mucho la cabeza (de hecho, algunos otorrinos ni siquiera recomiendan  medidas preventivas en pacientes con drenajes), pero si la perforación es grande o se pretende realizar actividades deportivas como el buceo (la presión al sumergirse empuja el agua hacia el interior del oído) las posibilidades de infección son mucho mayores. En estos casos la única posibilidad es la de impedir que entre agua en ese oído mediante el uso de tapones óticos, aunque esto no es suficiente si se pretende realizar actividades como el buceo; pare este caso se han diseñado específicamente unas caretas que tienen una accesorio ótico (como unas copas que cubren los oídos) que serán útiles siempre que no se descienda a mucha profundidad. Si el paciente presenta una perforación no es aconsejable el uso de gotas alcohólicas ya que escocerán al entrar en el oído medio a través de la perforación.

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