


Son los síntomas que se producen en el transcurso o después de bucear por no poder acomodar los cambios de presión. Pueden ir desde un leve taponamiento de uno o ambos oídos, sin molestias, hasta el dolor intenso con hemorragia por causa de la rotura del tímpano, pasando por el derrame de líquido dentro del oído. Se conocen como barotraumas o traumatismos causados por la presión.
Ahora vamos a repasar cómo se comporta un gas cuando la presión cambia. Un gas se puede comprimir o expandir. Pongamos el ejemplo de un globo. Si cogemos un globo y lo hinchamos con una determinada cantidad de gas, dicho gas ocupa un volumen a nivel del mar; si descendemos (al bucear) la presión alrededor del globo es MAYOR, por lo que el gas se COMPRIME y el globo se hace más pequeño. Si ascendemos en el agua, la presión alrededor del globo es MENOR, por lo que el gas se EXPANDE y el globo se hace más grande.
Ahora vamos a meter ese globo dentro de una caja metálica cerrada salvo en un lado; el globo al expandirse saldrá por ese lado y al comprimirse entrará por ese lado; esa parte del globo que entra y sale sería el tímpano.
Al bucear, la presión atmosférica cambia a nuestro alrededor y un oído sano dispone de la trompa de Eustaquio para compensar estos cambios. Si la trompa no funciona correctamente el oído no puede acomodarse a los cambios del entorno; como en el oído medio todas las paredes son de hueso salvo el tímpano, este es el punto débil donde se concentra la presión y se producen la mayoría de las lesiones (el hueso y la mucosa que lo recubre también reciben la presión pero tardan mucho más en romperse).
En el caso del buceo, debemos diferenciar el buceo a pulmón (apnea) del buceo con escafandra autónoma (submarinismo con botellas de gas comprimido).