Problemas del oído al bucear. Barotrauma ótico

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PROBLEMAS DEL OIDO AL BUCEAR. BAROTRAUMA OTICO.

¿Qué son?
Son los síntomas que se producen en el transcurso o después de bucear por no poder acomodar los cambios de presión. Pueden ir desde un leve taponamiento de uno o ambos oídos, sin molestias, hasta el dolor intenso con hemorragia por causa de la rotura del tímpano, pasando por el derrame de líquido dentro del oído. Se conocen como barotraumas o traumatismos causados por la presión.

¿ Por qué aparecen?
Para entender el mecanismo de producción de estos problemas debemos primero repasar dos cosas; la anatomía del oído medio y cómo cambia el volumen de un gas cuando cambia la presión.
El oído medio se encuentra entre el oído externo (oreja y conducto auditivo) y el oído interno (caracol y laberinto). Es una cavidad cuyas paredes son todas de hueso salvo el tímpano (membrana fibrosa móvil) y en cuyo interior hay mucosa (similar a la de la nariz y) y la cadena de huesecillos. Todo este conjunto comunica con el exterior a través de un conducto denominado Trompa de Eustaquio, constituido por un armazón de cartílago, recubierto de mucosa, y donde se insertan músculos cuya función es la de abrirla. El recorrido de la trompa va del oído hasta el cávum (situado detrás de la nariz); sus funciones van desde desagüe de las secreciones de la mucosa del oído medio hasta la de mantener la presión del interior del oído similar a la del exterior, de forma que el tímpano pueda vibrar libremente (si la presión es distinta a ambos lados del tímpano, eso lo tensa y no lo deja vibrar bien, dando la sensación de taponamiento). Un correcto funcionamiento de la trompa de Eustaquio es CRITICO para un oído sano y para que éste se pueda adaptar a los cambios de presión que se producen al volar o al bucear.

Recorrido de la trompa de Eustaquio con respecto a la nariz.

Recorrido de la trompa de Eustaquio con respecto a la nariz.

Ahora vamos a repasar cómo se comporta un gas cuando la presión cambia. Un gas se puede comprimir o expandir. Pongamos el ejemplo de un globo. Si cogemos un globo y lo hinchamos con una determinada cantidad de gas, dicho gas ocupa un volumen a nivel del mar; si descendemos (al bucear) la presión alrededor del globo es MAYOR, por lo que el gas se COMPRIME y el globo se hace más pequeño. Si ascendemos en el agua, la presión alrededor del globo es MENOR, por lo que el gas se EXPANDE y el globo se hace más grande.
Ahora vamos a meter ese globo dentro de una caja metálica cerrada salvo en un lado; el globo al expandirse saldrá por ese lado y al comprimirse entrará por ese lado; esa parte del globo que entra y sale sería el tímpano.
Al bucear, la presión atmosférica cambia a nuestro alrededor y un oído sano dispone de la trompa de Eustaquio para compensar estos cambios. Si la trompa no funciona correctamente el oído no puede acomodarse a los cambios del entorno; como en el oído medio todas las paredes son de hueso salvo el tímpano, este es el punto débil donde se concentra la presión y se producen la mayoría de las lesiones (el hueso y la mucosa que lo recubre también reciben la presión pero no pueden romperse).
En el caso del buceo, debemos diferenciar el buceo a pulmón (apnea) del buceo con escafandra autónoma (submarinismo con botellas de gas comprimido).
Buceo a pulmón
Respiramos aire a presión atmosférica. Cuando descendemos en el agua aumenta la presión en nuestro entorno, lo que comprime el aire en nuestro oído medio y empuja el tímpano hacia adentro; mediante la maniobra de Valsalva (inyectar aire en los oídos soplando por la nariz) aumentamos el volumen de gas y compensamos la presión y evitamos la lesión; si no se realiza, aparece un dolor que va en aumento a medida que descendemos (aumenta la presión) pudiendo llegar a no poder bajar más por el dolor. En este tipo de buceo, el barotrauma suele aparecer en EL DESCENSO.
Buceo con botellas
Respiramos aire comprimido que, al salir de la botella, tiende a expandirse; así, el aire del oído medio está a una presión mayor, pero se mantiene en un volumen pequeño por la presión del agua al bucear; al descender, también es necesario realizar la maniobra de Valsalva. Cuando ascendemos, el aire del oído tiende a expandirse, por lo que debe poder salir del oído para que éste no reviente desde dentro (barotrauma inverso); si la trompa está sana, el gas expandido sale de forma pasiva. En este tipo de buceo, el barotrauma puede aparecer en EL DESCENSO y El ASCENSO.

¿ Qué síntomas tienen?
Durante al inmersión se siente una presión que va en aumento, de la sensación a la molestia y luego dolor; si no paramos, se produce la rotura del tímpano; en ese momento se siente un dolor intenso y puede aparecer vértigo (lo cual es muy peligroso estando bajo el agua).
Tras la inmersión, el más frecuente es simple taponamiento producido por una diferencia en la presión fuera y dentro del oído, lo que tensa el tímpano sin lesionarlo. La mayoría de las veces se resuelve de manera espontánea en muy poco tiempo.
Si la diferencia de presión ha sido suficientemente importante puede presentarse congestión en el tímpano, un derrame de líquido seroso o incluso sangre dentro del oído; el dolor es más importante y, tras el buceo, el taponamiento es mayor y dura incluso días.
En casos extremos, la presión ejercida sobre el tímpano puede llegar a desgarrarlo, produciendo un sangrado y una pérdida de audición mayor y más prolongada. En caso de rotura del tímpano, frecuentemente entra agua dentro del oído medio, lo que añade una infección a los síntomas de la rotura timpánica.

¿ Cómo se diagnostican?
La clave está en una buena historia clínica; la mayoría de las veces el propio paciente ya indica que el inicio de los síntomas fue durante o poco después de un buceo. Para establecer el alcance de las lesiones recurrimos a la otoscopia (mirar el oído) que en casos leves no mostrará alteraciones; en casos moderados veremos una congestión timpánica (el tímpano está enrojecido) y alrededor del martillo de ven vasos sanguíneos dilatados; en casos más severos veremos lo anterior y un derrame de líquido claro dentro del oído; si el barotrauma ha sido mayor, el derrame será sanguinolento; finalmente, en casos más graves, vemos una hemorragia en conducto auditivo y una perforación en el tímpano, con o sin infección acompañante.

Aspecto de diferentes barotraumas, de intensidad ascendente.

 

¿Cómo se tratan?
Los casos leves no precisan tratamiento y los síntomas desaparecen en horas.
Si hay congestión timpánica, pero no líquido en oído medio, pueden darse antiinflamatorios unos días, pero tampoco es imprescindible.
Si hay derrame en el oído (con o sin sangre) el tratamiento se basa en descongestionantes nasales (para la trompa de Eustaquio) y antihistamínicos o incluso corticoides orales. Hay que valorar la conveniencia de una cobertura antibiótica para prevenir que el derrame se infecte.
Si se ha producido una rotura timpánica, se dan analgésicos y se valora una cobertura antibiótica. La mayoría de estas perforaciones cierran solas, pero hay que realizar un seguimiento para asegurarse.
En todos los casos, no se debe volver a bucear ni volar hasta la completa desaparición de los síntomas, so pena de padecer nuevos barotraumas.

¿Cómo se previenen?
La capacidad del oído de adaptarse a un cambio de presión dependerá de un correcto funcionamiento de la trompa de Eustaquio y de la intensidad y rapidez del cambio de la presión del entorno. Cualquier patología que dificulte el funcionamiento de la trompa nos expone a un barotrauma, como un resfriado o una crisis de alergia. Si antes de bucear no podemos realizar una maniobra de Valsalva el riesgo de padecer molestias es mayor y si el cambio de presión es brusco e intenso podemos padecer incluso lesiones en el oído.
Si, tras bucear, presentamos molestias de cualquier grado, es importante no volver a bucear hasta la completa recuperación, ya que posteriores inmersiones sólo agravarán las lesiones.

¿Pueden ser peligrosos?
En general no, incluso en los casos de rotura de tímpano ésta suele cerrarse sola.
En todo caso, debe realizarse un seguimiento para confirmar que la perforación ha cicatrizado normalmente. Mención aparte merecen los pacientes que han sido intervenidos del oído con una reconstrucción de cadena de huesecillos o por otoesclerosis. En estos casos, la anatomía modificada quirúrgicamente puede favorecer que el traumatismo por presión se extienda al oído interno, lo cual puede provocar pérdidas auditivas mucho más importantes e incluso permanentes.

Buceo de superficie